Nacieron 2 polluelos con unos 5 días de diferencia.
Fui retirando poco a poco los huevos hueros y dejándolos enterrados en diferentes macetones (no hay porqué desperdiciar esos nutrientes).
Al principio no tenía muy claro si ilusionarme demasiado, pues tuve que ponerles medicamentos probando a ver cuales funcionaban con Séfora y Kiko. Todo se encuentra en la entrada anterior. Con intenciones nutricionales y correctoras, utilicé Calciocolina-P. No sabía si todo aquel espectáculo de gotas y líquidos en el bebedero podía afectar al desarrollo de una nidada que desde un principio sólo me estaba dando quebraderos de cabeza. Y pues, así continuó siendo.
El primer polluelo nació durante la noche del día 20 de Marzo. Nació en medio de unos temporales (fue épico, jajajaja)
El primer polluelo crecía bien. cuando nació el segundo, ya estaba pensando en cuando sería el momento de anillar a su hermanito mayor.
Pero había algo en la postura que me estaba dando mala espina. Y no había caído en la cuenta de que al nacer, no repuse el sustrato retirado, haciendo que el suelo fuese inevitablemente plano bajo las patas de los polluelos. Al ponerle la anilla con sus 10 días aproximadamente, todavía no mostraba un signo claro de mala posición de las patas.
Esto apareció poco después, el día 30 comenzó nuestra odisea. Se manifestaron las patas de rana de forma repentina y explosiva.
Así debería verse:
Así se veía:
Así lo dejé atadito:
Aprovechando que aún tenía el tamaño adecuado, tranquilamente le coloqué una segunda anilla (la que hubiera llevado su hermanito), y las até con un hilo plástico. Se mantenía completamente estirado, luchando con las patas como si nadase, a ratos encontraba descanso apoyándose con su hermano.
Estaba convencida de que corregiría esa postura por sí mismo. Pero no conté con su histriónica madre, a la que no tomé en cuenta hasta el segundo intento...
Cuando fui a revisar al día siguiente, mi primera alarma saltó al ver al polluelo todavía estirado. Lo recogí y al mirar, tenía una de las anillas a medio salir: le oprimía los deditos. Y sus rodillas estaban claramente abrasadas por haber estado rozándose por el suelo: No había logrado ponerse sentado...
"¿Por qué?"
No me importaba si era la anilla con el número seriado "que le correspondía" o si era la otra. Sólo quería aliviarle el obvio malestar. Al retirarla los dedos quedaron tiesos, le di unos suaves masajes antes de intentar ponerle otra presa en las patas, pues sólo parecía tener una corregida y la otra salía disparada de lado.
Usé un cordel de lana pasándolo por la anilla que no le dañaba, uniéndolo con un nudo cerrando lo justo para que no pasara del tobillo. Y ante su constante piar al dejarlo en el nido, estuve lo suficientemente pendiente para ver cómo Séfora lo cubría y trataba de liberar las patas de su retoño a través de la rendija de la tapa del nido, totalmente ajena a que eso remediaría problemas en su futuro. Y entonces entendí porqué el polluelo había sufrido tanto y no había podido corregir la postura por sí mismo.
Añadí más sustrato tamizándolo previamente para evitar el problema que tuve inicialmente con el polvo y dejé el nido a su suerte hasta el día siguiente.
Evidentemente despatarrado, volví a atar 2 anillas porque sorpresivamente, aún podía pasarla sin problemas; noté cómo el polluelo menor ganaba volumen e igualaba el tamaño de su hermano mayor, que con el estrés era evidente que no estaba desarrollándose como debía y tuvo un clarísimo estancamiento.
Como se puede ver en el vídeo, la situación estaba llegando ya al límite, ya estaba sopesando la posibilidad de tener que retirarlo del nido unos días, teniendo que alimentarlo yo, hasta que sus patas se corrigiesen (cosa que me horrorizaba y, literalmente, me estaba quitando hasta el sueño).
Abrí el nido a la mañana siguiente, era el 2 de abril, no oía quejidos. Abro la tapa y... ¡¡ambos pollitos sentados!!
Casi lloro del alivio. Por fin Séfora había desistido y su polluelo pudo erguirse adaptándose a la situación.
Primero:
Segundo:
Cambié la mezcla de la "pasta de cría", y la convertí en simplemente "pasta de huevo", dejando la zanahoria a un lado para añadirla a parte y no mezclada. Los días de más calor llegaba la tarde y olía a principios de fermentación. Sin la zanahoria, elimino ese problema.
El desarrollo de los peques hasta el día 12 con las fotos diarias. Supongo que por el estancamiento que mencioné, el mayor parece algo más pequeño que su hermanito, y crecen bastante parejos.
6/04
7/04
8/04 Diferenciarlos me costaba MUCHO.

9/04, primer cambio de sustrato. ¡¡Sustito jajaja!!
10/04
11/04, a partir de aquí, ya empiezan a ser más diferenciables, los días anteriores tenía que mirarles las patitas a ver quién era quién, pues por inercia, el pequeño siempre me parecía "el mayor".

12/04 En la foto del nido la diferencia se hace más evidente, el peque tiene la carita más clara al mantener las rayas más nítidas, y el hermano mayor, al presentarlas como emborronadas, se le ve la cara más "negra".
Tengo la esperanza de que el pequeño de esta nidada sea una hembra. De ser así, el nombre que le tenía reservado al primero, será suyo.
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