domingo, 31 de marzo de 2024

Un nuevo comienzo (tercera parte)

Mi familia vive entre medias de dos comunidades autónomas, y en fechas señaladas como la Navidad, hacemos a veces viajes para visitar el otro lado familiar.

Esto salió en una conversación con Tomás, y aunque no era 100% seguro, en cuanto surgió la posibilidad pensé que podría ser una buena oportunidad para acercarnos mutuamente, pues la distancia entre él y nuestro destino, era de un par de horas apenas.

Mi cabeza iba a explotar. ¿Cómo iba a transportar los periquitos de forma segura en nuestro coche con todo el equipaje? No tenía jaulas, y para 8 periquitos, o terminaba el jaulón o iba a necesitar una jaula relativamente grande para mantenerlos hasta que pudiese acabarlo. ¡¡Porque antes del viaje, quedó así!!


 

Entre el frío que hacía, que llegó a congelárseme agua de las macetas, y que tuvimos más de un mes de lluvia constante, no pude seguir trabajando. Sin exagerar, las cataratas de Ézaro parecían el Niágara y en las desembocaduras de las rías moría el marisco por la desalinización de tantísima agua dulce que bajaba de los ríos, que iban petados de agua y arrastraban con todo. 

 La mortandad del marisco se extiende por las rías: la campaña de Navidad está en riesgo en Vigo



Y Tomás me dijo que los peris iban a ir incluidos CON UN JAULÓN. Me quedé patidifusa. Vale que no tuviese periquitos propios, pero las jaulas en general no son baratas, y si están en condiciones es perfectamente viable venderlas. Y pues va y me dice que no, que me lo regalaba con periquitos incluidos, que no me preocupase. ¡Madre mía!

Y así dejé a la tropa "Perilast" para intentar ayudar a Tomás a que los identificase: Aleistar, Lira, Zakarí, Kiko, Séfora, Vladimir, Arquímedes y Lima. ¡¡¡AAAAAAAAAAAAH!!! ¡¡Qué ilusión!!


Quedamos el día 27 de Diciembre, cuando salimos, pasamos de una claridad y sol deslumbrantes a una niebla espesa y un frío que pelaba. Tomé foto a los cristalitos de hielo que se formaron en el retrovisor, nunca había visto aquello, no soy nativa de una zona en la que suela ocurrir algo así 😂


En una parada técnica, vi este pino. Se me hacía extraño, pues no era como los que conozco por mi tierra. ¿Sería el famoso "pino piñonero" que tanto trabajan algunos en bonsái?


 

Y poco después... ¡¡Despejado otra vez!! Qué hermosísimo cielo cobalto.


¡¡Y llegamos para comer!! Nos dio la bienvenida cogiendo una botellita de vino de la bodega (aunque yo no bebo xD), y me llevó con los peris. ¡Qué pequeñitos me parecían! Y... Uy, ¿aquí no hay más de 8 periquitos? Pues sí, había 10. Estaba tan obnubilada que tardé en darme cuenta de que me faltaba uno.

 -El más viejo se murió.

Se refería a Vladimir, de 2019, porque Arquímedes era de 2018, sería el "más viejo" de los 8:

Y luego me di cuenta de que un de los flavos verdes que estaba viendo no era exactamente como lo recordaba 😂, lo veía como "muy flavo muy amarillo zanahoria", en lugar de como "muy helado de lima limón". Y me di cuenta sin estar en un principio muy segura, de que Aleistar no estaba, si no otro periquito al que evidentemente no le había puesto nombre.


Estaba este señorito:


Por suerte no se había confundido con ninguno de los "feos", pero era verde genuino y me resultaba de un color un poquito aburrido. Aleistar era alas claras cara dorada, con lo que las tonalidades eran más divertidas para mi. No sé exactamente qué pasó, pero supongo que los confundió, porque una cosa es estarlos mirando en una foto, y otra cosa es verlos en movimiento constante. Los flavos verdes se me antojan todos anodinamente iguales, y creo que por eso Vladimir me llamó la atención desde el principio y de Lima lo que me gustó fue su carita 😆.

Otro que estaba por allí "de más" era este canijo también sin nombre, pero mi cerebro lo confundió:


Lo confundí con esta:


IGUALITOS 😂

Con el flavo verde y el flavo violeta, hacían los 8 (yo pensando que el flavo violeta era una hembra porque no me di cuenta de que NO era la texas) ¡JAJAJAJAJA! Pero dije que había 10 periquitos. Y es que como colofón, estaban los dos hermanos verdes antracitas. No sé todo lo que me dijo Tomás, no le entendí n_nU, pero sí lo importante:

-¿Y a estos dos los quieres llevar?

-Venga, va, me los llevo, y a "la violetita" también.

La hembra verde tenía un cuerpecito extraño. Ambos eran voluminosos, pero ella era un tonel y además con ese perfil de buche bajo que las hace parecer gallinas en lugar de periquitos. Pobrecilla. Me parecían violetas los dos, pero como el color verde es un auténtico galimatías para mí, no sé si es por el antracita realmente que la base de uno sea quizá laurel y el otro oliva, ambos en violeta.


Pues ¡¡A comer!!

Con la lumbre puesta y unos platos deliciosos tuvimos una comida realmente agradable. Conocí a su mujer, un auténtico amor; y además nos tenía preparado un regalo de Papá Noel ¡Además de la tropa de peris! Si es que Tomás debe de ser la identidad secreta de Papá Noel, en serio... 😅 Y también sacó cajas de no sé dónde y empezó a sacar productos por aquí y por allá para la cría que podían serme de utilidad para arrancar desde cero, un librito dónde explicaba el funcionamiento de cada producto, y me enseñó los pines de las exposiciones de peris en las que había estado.

 

Me enseñó unas medallas de escayola del Monográfico de Xilxes de 2018 y me llevé una de recuerdo. Si bien todas eran iguales, esta es especial porque me la regaló Tomás 😊.

Hablamos largo y tendido, aunque debo confesar que la voz ronca de Tomás no me ayudaba mucho con la sordera que tengo JAJAJAJA. Y después del postre y el café, antes de que se nos hiciese más tarde, al fin salimos a echar un vistazo a "las cosas". Sí, a LAS COSAS. Pues no solamente pretendía darme el jaulón con sus separadores, comederos y perchas, si no que empezó a sacar cosas y cosas de aquí y de por allá y a preguntarme "¿Quieres de estos? ¿Cuántos?"

¡¡MADRE MÍA!! Comederos tolva, bizcocheras, bebederos, comederos profundos, anillas, bloques de calcio, un puñado de carbonato de calcio para hacer mi mezcla con escayola... ¡¡TRANSPORTINES!! Y si le dejo, me daba en lugar de uno, dos jaulones, nidos, cazamariposas para atrapar a los peris, nidos y nosecuantas cosas más que me enseñó. 

Un ejemplo de los montones de "¿Cuantos quieres?" 


No me llevé la caja JAJAJAJA, me llevé 4 bebederos de esos. Me gusta tener algunos pequeños azules para dar remedios.

Me enseñó que la jaula que me iba a llevar era igual que en la que estaban, y que si de verdad no me quería llevar las dos. ¡¡Tomás!! ¿¿Dónde voy a meter todo esto?? Que llevamos equipaje de 3 personas, y los regalos de Navidad 😂.

Se nos estaba yendo el Sol poco a poco mientras me enseñaba las instalaciones ahora vacías; conocí a las cabras. No recordaba haber tocado cabras ni haberlas tenido tan de cerca, eran chulísimas ¡Y enormes! Casi se me cuelan dentro al abrir la puerta para acceder a su patio, pero por no cerrarles la puerta en las narices empujé a la que tenía pegada que se me venía encima sin vergüenza ninguna. Y sinceramente: no sé si cometí una temeridad. Suelo ser prudente con los animales desconocidos, pero por algún motivo me envalentoné. No hubo nada que lamentar.

Jaula desmontada, y... ¡Periquitos a los transportines! Me dio 2 transportines que podían dividirse en dos cada uno, como del tamaño de cajas de zapatos. Tenían asas y todo. Para ir en el coche me parecían más adecuados que en jaula. Aunque de todas formas, la jaula que me dio, de CASI 1 METRO, no cabía en el coche si fuese montada 😂.

-Hala, llévate esto - zasca, saco de no sé cuantos kilos de alpiste.

-Cogí comida en el súper y...

Cerró la bolsa que la había cogido para llenar el suelo de los transportines y para la caja de la toneladas de material 😵.

Un día inolvidable. ¡Gracias Tomás!



A la vuelta a nuestro apartamento se nos hizo de noche, así que pasaron la noche en los transportines hasta la mañana siguiente. Nada más levantarme monté el jaulón, que aunque no estaba totalmente enganchado (las dobleces de algunas piezas las habíamos desencajado para poder desmontarlo en 2 partes), era lo suficientemente firme. Pero las perchas, comederos, bebederos y todo el material en general estaban en la caja con todos los "trastos" en el maletero del coche, así que tuve que improvisar... Por suerte tenía la bolsita de semillas del supermercado también, así no tenía que vaciar nada de los transportines (sólo los periquitos 😂). Quedó curioso... La "percha" era una verdadera percha, los comederos eran tazas de desayuno, y como 2bebedero" puse un tapercito que llevaba conmigo. Las tazas las dejé en los platos para que tuviesen estabilidad sobre las rejas de la jaula. 



 

Durante la noche, en un momento que me los quedé observando y quise hacerles un vídeo, vi unas heces sanguinolentas en uno de los tazones mientras grababa. Acababa de caer, y no sabía quién había sido al estar más pendiente del teléfono.


 

 


 Evidentemente Tomás no se había percatado de nada de esto mientras estuvieron en su haber. Yo pude ditinguirlas gracias a que las vi al instante y en una taza de color blanco. Pues al poco de escribirle y comentárselo, ya se habían quedado de un color oscuro indistinguible de unas heces marrones normales, y si hubiesen caído en un suello lleno de cascarillas a modo de sustrato, iban a ser totalmente INVISIBLES. Fue una suerte todo aquello. Sospeché de la pía: era diminutísima y cuando la tuve en mis manos cuando recogimos la noté muy delgadita. Pero una sospecha no resuelve nada, y a sabiendas de que el viaje y todas las vueltas que estaba dándoles eran estresantes, me dediqué a buscar remedio contra coccidiosis, que es al menos lo que se generaliza como el que provoca ese tipo de heces. También vi heces de un color que se me hizo familiar: color ciano. Ya había tenido periquitos con ese problema, y supuse que serían también megabacterias (o más cosas que evidentemente desconocía). Tenían las tripitas afectadas, y era completamente normal. Sólo iban a necesitar un poco de descanso, estabilidad y algún mejunje para ayudar a recuperar el equilibrio de su cuerpo.

Pasaron así todo el día mientras nosotros estuvimos con la familia, y a la mañana siguiente de vuelta a sus transportines super chulos. Recibí algún picotazo, si no recuerdo mal de Séfora y de Lima 😆. 

 


Más o menos temprano, nos acompañaban nubes y nieblas que formaban paisajes espectaculares, y cuando faltaba poco para llegar a casa, ya era noche cerrada. Los peris fueron canturreando por momentos, los llevamos bajo el asiento del copiloto. Iban muy bien en aquellos transportines. Dejaorn el suelo perdido de alpiste JAJAJAJA.


Y aunque el viaje se nos hizo largo, al llegar a casa nos encontramos con un problema muy gordo: la luz se había ido, no sabíamos cuando (llevábamos casi una semana fuera), y el arcón congelador se había descongelado... Puse a los peris a toda velocidad en su jaula, el viaje había sido agotador... Ya limpiaría todo a la mañana siguiente... Además de devolver los bonsái a la terraza. 

 

¡¡¡Buuuuffffffffffffffffff!!!



 
Fue repugnante. Había habido cortes durante los primeros días en los que habían estado encendiendo el alumbrado navideño, casi siempre a la misma hora. Aquello ocurrió antes de salir de viaje... Pero nos habíamos confiado en que lo habrían arreglado porque unos días antes de irnos de viaje no habían vuelto los cortes, y hablando después con mi madre, que venía a atender a la gata mientras estábamos fuera, pensó que la luz la habíamos quitado nosotros para evitar el gasto. ¡¡MADRE MÍA!! Desde que salimos, ¡todo apagado!

Por fin, limpio... Por fin, pude disfrutar un poco a los periquitos y atenderlos. Colgué la jaula y les puse el Pulmosán que me había dado Tomás. Pude sacar el móvil e intentar hacer alguna foto ¡¡Estaba en una nube!! ¡¡Periquitos en mi casa!! ¡¡Eran de verdad!!


 






























Voy a llorar...

¡Y cuanta pasión! ¿Será por eso que Tomás los mantuvo juntos?

Si no hubiese sido por ellos creo que lo del congelador me hubiese generado tal disgusto que se me iba a caer el pelo después de haberse puesto blanco 😂.

Mira qué monos, que plumitas, qué colores, qué inquietos... ¡ahí va! Aquel violetita parece un macho, le hace carantoñas y todo a la pía... Ahí fue cuando revisé las fotos que aún conservaba y me di cuentas de que aquel mini flavo violeta no era la texas violeta. La risa que me dio fue buena. 






Para atajar el problema de las heces, compré el Legazín Cure por Amazon, y de paso unas vitaminas tipo "espectro completo". Les iría administrando las cosas en cuanto llegasen. Y la espera se me hizo larga la verdad. Pero mantuve a la pía separada del resto porque se embolaba y respiraba con dificultad. El único macho que vi más parado que los demás era Kiko, el alas claras violeta, así que la dejé con él para que no se quedase sola del todo (y de paso dejar los 60 cm restantes de jaulón para 8 periquitos y no 9). 







 


No me gustaba verlos tan apretujados. De por sí la jaula era escasa completa, con separador era un desperdicio de espacio. Así que en cuanto tuve oportunidad salí al bazar y busqué una jaula que me sirviese como enfermería. Compré la más decente, y aún así era canija y no especialmente cómoda. No tenía bandeja extraíble, y se desencajaba fácilmente de las uniones. Además las puertas eran diminutas y solamente había dos puertecitas para comederos, cuando para una jaula así generalmente encuentras que vienen con 4. ¡Pero era lo que había! Así que cambié a Kiko por el mini flavo para que se quedara con la pía en aquella nueva jaula, que parecían tener edades similares y en la jaula grande al pobre lo echaban de todas las perchas 😅.

 


 



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