Los gatos han sido un problema en mi terraza desde antes de tener periquitos.
Los vecinos de al lado tienen 3 porque me lo acabó diciendo (más adelante la explicación). Yo sabía que entraban porque me dejaban un rastro de pelos entre los bonsái nada despreciable. Era feo, incómodo. Pero soportable. Mientras no pasaran a mi casa de día, en principio no había problemas y lo ignoré.
Pasó poco tiempo cuando uno de sus gatos quedó atrapado en mi terraza ¡¡de día!! Quise "empujarlo" para que saltase el muro, pero era incapaz de llegar arriba sin algo a lo que subirse. Así que traté de ayudarlo, pero como es lógico, me esquivaba y no quería saber nada de mi. Yo sólo quería devolverlo... Y de pronto se dio la vuelta ¡¡Y entró en mi casa escopeteado!!
Fue tan rápido que ni siquiera mis gatas fueron conscientes de qué había pasado. De hecho, pasó por delante de las narices de una de ellas (que en paz descanse) que se quedó ojiplática mirando al vacío sin entender qué acababa de suceder. Yo traté de ser rápida y antes de que pasara más lejos del primer pasillo, lo despanzurré contra el suelo para detenerlo y lo levanté por el pellejo del cuello. Lo saqué inmediatamente y lo puse sobre el muro compartido de la terraza para que volviese a su lugar.
Esa fue la primera señal de alarma, pero lo dejé respirar hasta que una mañana, me encontré uno de mis bonsái tirado en el suelo. Al usar mis mesas como impulso. les daba igual lo que hubiera en ellas. Yo no tenía porqué cambiar las mesas de sitio si las tenía ahí para cultivar mis árboles sólo porque los vecinos no mantenían a sus gatos cerrados en casa por la noche. Tomé foto y fui a hablar con ellos. Era finales de Agosto del año 2021.
Aquel día, él me prometió que haría algo para evitar que los gatos pasaran de una terraza a otra.
Pasaba el tiempo... Y seguín entrando por descuidos. Ellos no hacían nada por evitarlo. Se me comían los puerros y los ajos, provocándoles vómitos y malestar. Fui yo quién se buscó el modo de intentar evitarlo, porque la final incluso se iban a intoxicar por comerse algo de mis macetas (además de los destrozos que dejaban a su paso). En su casa parecía que nadie cuidaba de evitar estos problemas, con tener las puertas de la terraza cerradas por la noche era más que suficiente. Pero no, por algún motivo la irresponsabilidad era la bandera. Incluso llegué a escuchar una tarde de repente:
-"¡CLOE, NO!"
Ah... El gato era gata y se llamaba Cloe, y acababa de saltar al jardín delante de sus narices. Se pasaron un par de días buscando que yo los viera (incluso los niuños los aconsejé dónde y cómo buscar) y por los berridos que daban por las noches llegué a saber que aquella gata estaba otra vez en casa.
Pensé que habrían aprendido la lección, pero no fue así. Pues llegaron mis periquitos, tuve el problema con la gavilán, y cuando llegó de nuevo el buen tiempo y yo ya tenía el invernadero que construí a toda velocidad para evitar a las rapaces, que los gatos empezaron a rondarlo.
Me hundían el techo y provocaban terrores a mis pájaros. De hecho, una mañana me encontré con los polluelos Tiki, Niki y Bael con las ceras golpeadas. Algo típico que les ocurre cuando vuelan a ciegas denoche con pánico.
Y tenía pruebas suficientes.
Hice lo que pude y más o menos conseguí que dejasen de entrar unos días. Pero el "remedio" era horripilante...
Con decir que luego, un par de semanas después aproveché las ramas podadas de robles en la finca para hacer perchas nuevas y una empalizada a la que sé que le tomé foto, pero por vergüenza creo que eliminé la foto y sólo encuentro este remanente:
Después de lograr POR FIN que Cloe, el gordo naranja (igualito que Garfield) y el clon macho de Cloe, dejasen de entrar, un día en verano veo la silueta en la ventana de un gato DESCONOCIDO. Me asomo por la ventana y veo por dónde se va. Enseguida entendí cómo subió desde la calle a mi terraza y lo remedié enseguida. con un obstáculo que evitó que siguiera entrando.
No fue hasta este verano de 2025 que comenzaron a hacer ALGO, cuando vienen dando problemas desde 2021.
Vi en una ocasión a Cloe trepando por el solarium de su terraza para meterse en la casa de los vecinos del primer piso. Y creo que ese fue el motivo, la gota que colmó el vaso, por el que finalmente empezaron a poner trabas a sus gatos. Tardaron años, como bien he documentado, pero lo hicieron al fin xD.
Empecé a ver unos alambres enormes en las esquinas de los muros que compartían con vecinos, y una o dos semanas después, empecé a ver pinchos anti gatos también. Me gustó la iniciativa y empecé a desmontar aquel horrible pifostio que tenía en mi terraza. Y sólo hizo falta que se colase una vez más, y que yo dedujese cómo lo hizo: el muro lateral no tenía pinchos, sólo en el frente para evitar que se subiesen ahí por la barandilla que daba al jardín, y como comprobé hacía unos años, el muro en sí no podían sortearlo sin un impulso. Me asomé y vi un objeto negro que me parecía una compostera.
Sin problema ninguno y agradecida con que al fin se pusieran un poco las pilas con sus gatos, charlamos ambas vecinas, yo le expliqué cómo había subido por última vez uno de sus peludos metomentodo y cómo evitarlo, y qué haría yo para colaborar al enterarme de que podía comprar aquellos pinchos que aunque había fantaseado con ellos, no me atrevía a usarlos por iniciativa propia.
Ella me decía:
-Creo que por fin le he ganado la partida.
Y fue el verano más tranquilo con respecto a sus gatos se refiere desde el año 2021 ¡¡POR FIN!!
Y una mañana de Agosto, de repente, me encuentro con el techo de la antesala hundido y completamente deformado. Primero pensé que había sido el viento, pero cuando al salir vi piedras de las jardineras que tenía frente a la voladera repartidas por la terraza como si algo las hubiese pateado, y al volver a colocar el techo comprobar que aquello había sido hundido bajo presión, supe que tenía que haber sido un gato. Encontré incluso pelos blancos en las jardineras.
¿Pero cómo...? Dudé. Dudé mucho.
Esperé días, puse 4 ganchos en la "tapa" de la antesala para que no se hundiese más. Rubí y Zorrillo estaban allí con su nido, fuese lo que fuese podía arruinarlo todo.
De nuevo, una mañana que coincidió con una noche ventosa, y ya en Septiembre, veo una deformación en el techo similar a la de la de semanas atrás. Pero esta vez se había hundido por otro lado, pues había modificado el techo de la antesala de forma muy precaria ¡¡El techo no es para caminar por él!! Sólo tiene que evitar que caiga agua, que haya demasiado Sol y que no se someta al viento. Y la cubierta de la voladera completamente desencajada hacia el frente como un helado derretido... Con boquetes. ¿Es que tengo que armar una maldita fortaleza?
Había sido un gato, no había sido mi vieja Sushi (que llegué a pensar que quizá me la había liado intentando cazar los gorriones en un descuido por mi parte), pero no sabía a ciencia cierta si eran los gatos vecinos. Me extrañaba mucho después del verano tan bueno que habíamos pasado.
Y por fin lo vi el día 30 de Septiembre por la noche.
Un gato, presumiblemente de alguna casa, mayormente blanco con alguna mancha en la cabeza, una pequeña en los cuartos traseros y una cola rota roscada negra (un gatonejo gigante, básicamente). Lo vi huir de mi pasando por encima de los pinchos como si nada. No entendí cómo lo había hecho. Previsoramente había dejado la escalera contra el muro para ver si las puertas de los vecinos estaban abiertas y, por ello, sus gatos libres por un descuido: y no, las puertas PERFECTAMENTE CERRADAS como vaticinaba aquel nuevo animal. Así que suyo no era. El gato, tras correr por la muralla y bajar presuroso a la terraza de al lado, saltó a la barandilla para huir hacia el jardín.
Cogí una linterna y me puse a comprobar si el paso por el muro había sido deliberadamente sufrido o fríamente calculado.
No había sangre, no había ni rastro de pisadas heridas... ¡¡Pasaba por entre los pares de pinchos como todo un ninja!! Estaban demasiado separados.. Así que encontrado el defecto, me puse a maquinar con los datos nuevos.
Y de momemento, esto es lo que está hecho, pero como me temía, esta mañana ne notado algo en el techo de la antesala (que sí, los he REFORZADO improvisadamente como está siendo todo desde la dichosa gavilán para que soporte a ese maldito gato):
Estos pinchos sólo pueden evitar que use el muro de los vecinos para entrar, pero no PARA SALIR. Prefiero que vaya por el muro que no por encima del techo de la voladera mientras aún pueda entrar, sinceramente.
Y para ir acotando desde el muro del jardín...
Faltan algunos centímetros por acotar, y así seguir descartando por dónde entra. Es muy grande y aparentemente está saludable. Los dueños, de nuevo, son unos verdaderos irresponsables. Los gatos deben estar dentro de casa, no libres por el campo para matar a su antojo animales salvajes que se encuentran, generar problemas en casas particulares y negocios, causar accidentes incluso de tráfico, propagar enfermedades si no están castrados, y aumentar una población callejera que sólo causa problemas y más animales desamparados.
Si tienes un gato, sé responsable. Si causa problemas y tú desoyes el consejo, seguramente un día no regrese, ya sea porque lo ha cazado un animal más grande, se ha peleado con gatos más fuertes, lo han aplastado los coches, se ha envenenado por meter las narices dónde no debía. La culpa será solamente tuya.
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